Escrito por Noemi Flores, MSW, SWC
Como mujer bilingüe/bicultural con raíces Mexicanas, siempre he tenido como prioridad sumergirme tanto en mis culturas como en las raíces centroamericanas de mi esposo. Muchas personas, como yo, están familiarizadas con la lucha de hacer malabarismos con dos idiomas, dos o tres culturas y un conjunto diverso de valores y creencias.
Como muchos de nosotros ya sabemos, el idioma da forma al modo en que nos comunicamos, mientras que la cultura da forma a nuestras acciones, principios y puntos de vista. Cuando comencé mi jornada hace un par de años hacia mi maestría, comencé a sumergirme en la correlación de la salud mental, la cultura y el idioma. Aunque la salud mental conlleva un estigma generalizado para todas las culturas, este estigma es mayor para la comunidad BIPOC. Antes de continuar, es crucial para mí tomarme un segundo para definir el acrónimo BIPOC para usted, el lector. BIPOC se define como negro, indígena y gente de color. Ahora continuemos… lamentablemente la salud mental no discrimina, las investigaciones indican que 1 de cada 5 personas sufre de una enfermedad de salud mental.
Es imperativo que, como sociedad, comencemos a tener conversaciones abiertas sobre la salud mental. NOSOTROS somos los agentes de cambio para nuestras familias, estudiantes, amigos y comunidad. Al hablar abiertamente sobre la salud mental, podemos comenzar a derribar barreras como los estigmas culturales, el miedo a ser etiquetados, el racismo sistémico y comenzar a construir y crear materiales culturalmente sensibles. Estos pasos nos llevarán a convertirnos en miembros más felices, saludables y educados de esta comunidad.